jueves, noviembre 06, 2008




Nueva York:
Sería muy injusto decir que no me gusto Nueva York. Porque bueno, si me gustaron muchas cosas, la arquitectura de la mayoría de los edificios viejos, los museos, los restaurantes, Central Park, Manhattan, los aparadores….
No me gusto la cantidad de gente que caminaba apurada de un lado para otro, ¿A dónde van con tanta presteza? ¡Deténganse y platiquemos! Gente muy guapa, de todos colores y sabores, todos conectados a su celular o a sus audífonos, con prisa, sin fijarse si te pisan, si te empujan, no hay ningún contacto humano, si quieres sentir calorcito, abróchate el abrigo.
No me gusto la cantidad de autos, de anuncios, todo mundo vende algo y parece que todo mundo está comprando algo.
¡Dios, soy una mujer de campo! ¡Sácame de aquí! Jajaja
Aclarado este punto, para no causar al rato graves discusiones y opiniones en contra de la autora continúo con mi cuento. (Cualquier opinión no de acuerdo con la mía la acepto gustosa, a mi marido le encanta NY, precisamente por todas las cosas que a mí no me gustan jajajaja, 30 años de perfecto equilibrio es nuestro matrimonio no?)
Así que después de un vuelo muy tranquilo llegamos al aeropuerto La Guardia de NY, ¿y ahora? Pues nos acercamos a una amable señorita que rentaba transporte del aeropuerto a donde quieras ir y nos regalo unos mapas y algunos consejos.
Para empezar nos dijo que nos fuéramos en taxi, nuestro hotel no estaba demasiado lejos y nos salía más barato el taxi.
Eso hicimos y bueno, el sr. Taxista que nos toco (iraní, pakistaní, iraquí o algo así) era idéntico al taxista de la película The Zohan (se las recomiendo, esta comiquísima, y cuando la vean piensen en nosotros cuando salga el taxista).. Mientras conducía su taxi amarillo, por supuesto, por las calles hipercongenstionadas hacia negocios en su idioma o resolvía problemas de HP o simplemente tenía 18 esposas a las que tenía que llamar en ese momento. Porque en los 30 minutos que duro el viaje del aeropuerto a nuestro hotel, el hombre no dejo de hablar…
Y bueno, el hotelito está en la calle de Queens Ave., (Long Island) junto a la parada del metro 33 línea 7. Después de los primeros momentos de confusión, entre que si el cargo del hotel ya estaba hecho a la tarjeta y que adaptábamos nuestros oídos al ingles que hablaban los encargados (otros iraquíes, iraníes, paquestinos o algo así) subimos al cuarto y bueno que cuarto! ¡Era un closet con cama y baño! Si querías sentarte al escritorio pues el otro ya no podía pasar a abrir la ventana, si abrías el cajón debajo de la televisión, impedías el tránsito por el “pasillo” que había entre cama y dicho mueble. El baño bastante bien, a lo menos tenia tina donde podía yo remojar mis piecitos por las noches.
Ya una vez colocadas las maletas (dos grandes y dos chicas) con las que modestamente viajábamos mi marido y yo en donde hubiera un espacio, encima del minirefri, en el alfeizar de la ventana, y yo en el suelo a un lado de la cama, me pidió mi maridin que hablara a la administración para pedir la clave para conectarse al internet.
- Yes hi, this is room 302, can you please give me the internet password?
- Yes, first you rite the word “guest” and then in di second space you rite daysdiroeight.
- Ok, days and then what?
- Diro eight
- Sorry… diro eight?
- Yes! yes!, diro eight, like the yier, 2 0 0 8 !!!
- Oh! Thanks!
Jajajaja no saben cómo nos reímos mi marido y yo, y más de pensar en la cara de la señorita al no saber yo qué diablos era diro e imaginar lo que pensaba!! Oh stupid White cow!! Jajaja
En fin, dejamos el hotelito y después de entender las direcciones de nuestros caseros de donde estaba el metro (que resulto que estaba una cuadra arriba del hotel) nos dirigimos hacia nuestra aventura.
La primer parada oficial fue La Gran Central del metro, ya saben cual, hermosa como un museo, con grandes ventanales, mármol en el suelo y en las paredes. Bonita y enorme, como después descubrí que era la mayoría de las cosas en NY.
Muchas fotos y a caminar.
Después de unas cuantas cuadras llegamos al Empire State, rete alto el edificio este, bien bonito también, y vamos pa´rriba. También muchas fotos y vamos pa´bajo. De regreso caminando a la Gran Central para agarrar el metro que nos llevara a Times Square. Pero obviamente no te llevan a donde tú quieres exactamente, nooo, eso sería demasiado. Te bajas de tu metro, subes no-se-cuantas-escaleras (ya para entonces las rodillas me rechinaban también) y camina no-se-cuantas-cuadras hasta llegar a la esquina mas publicitada de USA. Es impresionante de verdad, la gente, los comerciales, los autos, los camiones, las patrullas aullando como poseídas. Por ahí comimos en un Friday´s unas hamburguesas de poca abuela, con harta papa frita.
Después de caminar un rato regresamos al hotel.
Al día siguiente nos fuimos al museo Metropolitano, estuvimos todo el día y no lo acabamos, precioso todo. De ahí nos fuimos a time square de nuevo y a buscar la Grey line que nos llevaría de tour al día siguiente. De ahí a Little Italy porque ya hacia hambrita. Yo me comí una pizza buenerrima, tan buenerrima que hasta al marido le gusto, y él un espagueti Alfredo, muy sabroso también
El amable latino que nos atendió nos dijo que teníamos que estar ahí a las 8 de la mañana, así que calculando la distancia de nuestro hotel (recuerden que estábamos en la porción de tierra separada por el rio Hudson), la velocidad del metro y las predicciones del meteorólogo salimos del hotel alrededor de las 7:15 de la mañana seguros que íbamos a llegar hasta con tiempo de comprar un cafecito y si se podía una dona.
Y sácatelas! Que 3 estaciones antes de llegar a times square, que avisan amablemente que nos bajáramos del metro por que había una descompostura y que agarráramos algún otro para llegar a nuestro destino…. Aja si.. Ahí vamos para afuera y hacia la calle, a buscar donde diablos estábamos y hacia donde teníamos que ir. Para hacer el cuento corto le dimos como 3 vueltas al Rockefeller Center porque seguro que por ahí estaba!! Y si, por ahí estaba pero una calle más arriba. Y todo esto contra reloj! Recuerden lo que dijo el latino, a las 8 había que estar ahí! Así que a paso de bolillero ahí vamos trotando hasta que finalmente el fino olfato y el GPS que trae mi conyuge en la cabeza nos llevo hasta las mismísimas puertas de la Grey Line.
- Ahhh si pásenle y fórmense ahí. El camión sale a las 9!!! Si quieren pasar al baño o comprar un café…..
Si! El camión salía a las 9 y yo a punto del infarto, sudando como una vaca y con los pies hechos pomada jajaja y mi pobre marido con el susto y seguro que con los pies también a punto de explotar, pero el estoico, no decía nada.
Y bueno, tomamos el tour finalmente con un guía Croata o algo así, simpatiquísimo y con un ingles divino! Mi marido dice que le entendió todo, como si le estuviera hablando en español. Pues sí, el hombre tenía como 35 años trabajando en esto y haciendo el tour todos los días, así que se las sabia de todas todas.
Recorrimos todo NY y después nos treparon en el barquito para darle la vuelta a la Estatua de la Libertad, muy bonito, impresionante podría decir, no puede uno evitar tomar fotos y mas fotos.
Después de 8 horas de tour nos soltaron en el Rockefeller Center para subir a la torre y tomas mas fotos.. y pues ahí vamos pa´rriba. Obvio, más fotos.}
Al día siguiente regresamos a Times Square porque estábamos buscando unos lentes y chivas para la cámara del hijo y no tenían un aditamento, así que como nos tocaba el museo de Ciencias, impresionante con tanto esqueleto y reproducciones de bichos fuimos y regresamos después. Saliendo del museo nos fuimos al edificio donde mataron a John Lenon, donde amablemente nos aclaro una vecina que lleva 45 años viviendo en la colonia que no lo mataron enfrente si no saliendo de una pequeña callecita a un lado del edificio, donde se estacionaba. Ahí lo estaba esperando el asesino. Así que aclarado el punto, nosotros y 29 personas más nos dedicamos a tomar fotos a la callecita jajaja.
De ahí a caminar mas y de regreso a Times Square a la tienda de fotografía, donde ahora si tenían lo que necesitaba mi angelito. Luego en el hotel, le llame por tel. a mi primo pero no estaba, platique con su esposa un rato y le deje recado. Al día siguiente teníamos “libre” y como no hablo Ernesto pues nos fuimos al Civic Center, a seguir caminando por supuesto, y a tomarle fotos al Tribunal de Justicia, si ese edificio con las muchas escaleras, la pasarela en medio y las grandes columnas blancas al fondo que ves en cada serie de policías, abogados etc en la tv. Después de una cuadricula telefónica que demuestra el valor de la globalización y las comunicaciones (mensaje en el cel de mi prima, diciendo que el primo no me podía llamar, llamada al radio de mi hijo diciendo que la prima le había llamado para decirle que me dijera que no podía llamarme el primo, que yo le llamara ) y finalmente mi llamada al primo para que nos viéramos a comer, quedamos de acuerdo que a la 1 nos veríamos para comer en el Sea Port Pier 17.
Como no teníamos nada que hacer pues echamos a andar calle abajo (el puerto siempre queda pa´bajo no?) y si, llegamos derechito, un lugar bien bonito, que ya conocíamos por que fue donde tomamos el barquito para ver a la Doña de la libertad. Ahí andábamos bobeando entre tienditas y una exposición del campo en la ciudad. O sea, tenían un pequeño campo sembrado de trigo, luego te molían la harina, te hacían tu pan y te lo llevabas para tu casa como si lo hubieras cosechado tú. Esos gringos caray! En esas andábamos cuando dice el marido, ahí viene tu primo no? Y pues sí, era él. Abrazos y besos y nos fuimos a comer a un restorán cubano o algo así, platicamos y platicamos hasta que se dio la hora que él tenía que regresar a la oficina. Después de las fotos nos despedimos y nosotros seguimos bobeando y decidimos regresar al hotel a lavar ropa.
La lavada de ropa nos llevo un poco más de tiempo del que pensábamos así que nos quedamos a cenar por ahí, en un restorancito Ecuatoriano, la comisa sabrosa, casera.
De regreso pasamos al 7-11 que estaba a un lado del hotel a comprar unos sándwiches para el viaje del día siguiente, porque ahora en los vuelos puedes subir tu propia comida, porque regalada ni agua te dan!
Al día siguiente nos fuimos al aeropuerto Kennedy, porque esta parte del viaje la hicimos con los boletos de Delta que son sujetos a humillación, y el tío Pancho nos informo que teníamos más posibilidades de agarrar vuelo en este aeropuerto.
Y pues no, en resumen el primer vuelo no lo agarramos, pero conocimos a un chino-canadiense que se quería venir con nosotros para platicar jajaja eso de viajar solo como que te hace querer adoptar a cualquiera que te regala una sonrisa no? En fin después de unas cuantas horas en el aeropuerto nos subimos al siguiente vuelo (el chino-canadiense también) y volamos felices hasta Toronto.

1 comentario:

caminante dijo...

todo una aventura en la capital del mundo. abrazos desde rep. dominicana